EL PARIA

by - octubre 25, 2019

José Antonio Ramos Sucre, poesía venezolana, Ross Morrison, artista
Ross Morrison www.instagram.com/rossmorrisonart/
                              
                                       


A CARACAS, reducido casi a la mendicidad vergonzante, viene desde muy lejos. La separación de los suyos lo agobia de pena no expresada, porque la expresión ordinaria del dolor es indigna de las almas severas. Lo espanta del regreso el recuerdo del hogar fulminado por el destino. Lo retiene el afecto a una idea generosa: el bien de la humanidad, el de la patria, tal vez la justicia a que se prometió esposo, como a la pobreza el santo de Asís.

Lo subleva y mantiene constante en sus propósitos el espectáculo de la brutalidad victoriosa, el de la belleza reducida a estropajo, el del mérito oculto o negado; sufre y piensa pues el alma en la reparación que ha de llegar y denostando el triunfo de la fuerza que no justifica ni en la naturaleza.

Como el filósofo griego, encuentra al hombre que solicita entre los humildes, y nunca desengaño lo torturó más que cuando vio manchar de negro y difundir claridad mezquina y traidora cuanto creyó fuego de ingenio.

Desoye a quienes aconsejan la abdicación con la palabra y el ejemplo; más sabios son los sueños de juventud que le mantienen enferma el alma. Un momento que consagrarles sabrá de la realidad brutal con más ahínco que una bandera del ultraje o una vida de las fauces de una fiera.

Incurable soñador, la realidad le da en vano rudos alertas. Su espíritu responde muy poco a la impresión de la vida exterior, como un mar muerto de frío que deja de acompañar con sus rumores los del aire estremecido por ráfagas de hielo y de duelo. Sufre la pobreza con decoro cuando en su interior deseos incontenibles y nunca satisfechos se yerguen torcidos y violentos como áspides, y se acerca al porvenir muy hondo y muy negro como a un peligro. 



JOSÉ ANTONIO RAMOS SUCRE (1890-1930). "Antología", 1992. Caracas: Biblioteca Ayacucho. 

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