Las Flores Rotas

Blog de poesía

Eero Järnefelt, "Landscape" (1905)


Digo tu nombre, mar, tu nombre ardido

de soles y de júbilo creciente,

y el corazón enamorado siente

más clara la presencia del latido.

 

Velero que navega repetido

por los quietos espejos de la frente,

regresa tu paisaje lentamente

como si retornara del olvido.

 

Y surge tu comarca marinera

con una transhumante primavera

de espumas en la mano de cristal.


Y tu voz de colores, y tu alada

corona de blancura trabajada

en gaviotas y pétalos de sal.



Meira Delmar (1922-2009). Poemas de Meira Delmar. Colombia: Universidad del Valle, Centro de Estudios de Género, Mujer y Sociedad, 2009.

 

Robert John Thornton, "Flora dispensing her favours on the earth" (1807)

 

dile al sepulturero
que te preserve
con tu cuerpo perfecto
indistinguible
bajo el suelo

dile al lapidario
que te engrave
con palabras piadosas
renombrando tu epitafio

dile al gusano
que te consuma
a besos tiernos
endulzados
en la tierra

y recuérdale a la muerte
que te lleve
con sus brazos destrozados
a tu entierro

mientras yo
siempre conservo
la esencia divina
de mis amores
descompuestos

 

 

Natalia Treviño (2005).  Poesía Internacional: Natalia Treviño. Lima, Perú: Revista Kametsa, 24 de junio de 2025.


Link: https://revistakametsa.wordpress.com/2025/06/24/poesia-internacional-natalia-trevino-mexico/

 

Willem Van Mieris, "Tartuffe et Élmire supris par Damis, fils d’Orgon" (1711)

 

Atizando como fuego su corazón amoroso

su casta túnica negra, feliz, la mano enguantada,

un día que se iba, espantosamente dulce,

amarillo, babeando la fe de su boca sin dientes,

 

un día que se iba, "Oremus" —un Malvado

lo agarró con fuerza por su oreja beata

y le arrojó horribles palabras, arrancando

su casta túnica negra alrededor de su piel húmeda.


¡Castigo!... Sus hábitos estaban desabrochados,

y su largo rosario de pecados perdonados

desgranándose en su corazón, ¡San Tartufo estaba pálido!...


Así, pues, se confesó, rezó, ¡con un estertor!

El hombre se contentó con llevarse su alzacuello...

—¡Tartufo estaba completamente desnudo! ¡Qué asco!



Arthur Rimbaud (1854-1891). El barco ebrio (Poesía reunida). Caracas: Fundación Editorial El perro y la rana, 2012.

 

Giovanni Bellini, The Virgin and Child (probably 1480-1500)

 

 ESTERILIZACIÓN

 

El niño busca la cicatriz por donde sacaron su cabeza

Cuando la encuentra

dibuja la cicatriz con un lapicero rojo en la pared

La madre

más tarde

sin saberlo

tendrá que limpiar su propia herida.



SALA NEONATAL


El enfermo no tiene dientes

tiene dentro de la boca un desierto oscuro

Ahora es como un recién nacido

que se retuerce en la cama de un hospital.



SANGRE EN EL VIENTRE


La piel se abre como tierra

como la cabeza deforme de un dios

y su tristeza


No tengo auxilio

No puede encender

el fuego porque

este incendio no es mío


No son mías

las palabras

No son mías

las espinas

ni las piedras

ni las larvas del jardín


No son mías las ventanas

Ni siquiera es mío el salto


Ni siquiera es mía

                            la herida

tampoco la sangre que limpio de este vientre


No son míos

los muertos de esta casa.



Fadir Delgado Acosta (1983). Escritura del precipicio. Antología personal. Colombia: Universidad Externado de Colombia, 2021. 

 

Liliana Flores Hilario (2025). Foto cortesía de la autora.

 

Liliana Flores Hilario (Lima, 1992) es una poeta, académica y militante feminista que ha publicado los poemarios Trébol (2024) y, recientemente, Criaturas (2025), además de figurar en antologías como La tentativa de sentir y la plaqueta La sociedad de los poetas. También, Flores Hilario ha participado activamente durante años en la educación, promoción del libro y la lectura pública. Es por ello que nos planteamos una entrevista breve con la poeta para que nos aproxime a su noción de poesía, la vocación, la producción literaria y, por supuesto, la palabra.

 

 

Preguntas: 

 

1) Su resumen literario nos dice que, además de poeta, es psicóloga, educadora y promotora de la lectura. ¿Considera que estos roles han supeditado de alguna manera su capacidad creadora?  

 

Definitivamente, mi formación en psicología me ha llevado a explorar la condición humana en sus múltiples dimensiones: la psique, las emociones, los sentimientos y los esquemas cognitivos. Paralelamente, desde mi rol de educadora emerge en mí un juicio crítico hacia la sociedad; cuestiono y reconfiguro los conocimientos que deberían iluminar la vida. Creo que la escritura debe tener propósito: si se nombra “agua”, debe saciar la sed; si escribo “carencia”, el lector debe reflexionar.

En ocasiones, mi superyó se deja entrever de manera sutil, y soy consciente de la necesidad de superarlo. Sin embargo, me guía una convicción firme: no estoy llamada a vivir únicamente para mí, sino para servir al prójimo. De allí proviene mi vocación por la enseñanza y mi fe, quizá ingenua, en la posibilidad de transformar mi país, o al menos la comunidad en la que habito.

Si yo misma he experimentado una transformación a través de la poesía, estoy convencida de que también puedo acompañar a otros en ese viaje de lectura y escritura. Todo esto me permite expandirme en el trabajo creativo, encontrar recursos y asumir diversas perspectivas en el arte de escribir.

 

2) Poesía: ¿Mandato o elección?

 

Es un mandato. La poesía es una llamada, una orden que me exige escribirla a cualquier hora. Las palabras resuenan una y otra vez, como si tuvieran la necesidad de respirar en una servilleta, en hojas sueltas, en un cuaderno, detrás de un libro, en el celular.

Emerge espontánea, dubitativa, dócil pero inquebrantable, y yo no puedo decirle que no.

No soy tan ordenada, pero cuando escribo en mi máquina de escribir antigua, el olor de la tinta y el golpeteo de las teclas me incitan a fluir de un modo inconsciente, como si la poesía encontrara allí su propio cauce.

 

3) Sus poemas indagan sobre la naturaleza: lo vegetal, los animales, además de la exploración humana desde la identidad femenina, entre otros temas. ¿Hay límites a la hora de escribir poesía?

 

Es una pregunta muy interesante. Blanca Varela menciona que existen dos tipos de escritores: aquellos que escriben desde la conciencia y aquellos que lo hacen desde la locura, desde lo inconsciente. Yo me encuentro en la frontera.

Puedo escribir de manera consciente sobre la naturaleza salvaje: los árboles lúgubres, las flores carnívoras, la nostalgia. Pero si lo hago desde la fiebre, el dolor o la ansiedad, la escritura se vuelve más visceral, más cruda. Allí el texto fluye con otra intensidad. Sin embargo, escribir desde ese lugar todavía me cuesta: al tocar nombres o cosas temo romperlos; hay territorios sagrados con los que no me atrevo a jugar.

No sé si, cuando cruce esa línea, pueda regresar intacta. Aunque mis versos suelen ser oscuros, sombríos y tristes, aún respeto ciertos límites invisibles. En el fondo, sin embargo, sé que algún día habré de cruzar todas las fronteras.

 

4) Respecto al proceso creativo al escribir poesía, ¿primero nace el tema o son un cúmulo de exploraciones sensitivas/simbólicas creando un cuerpo poético?

 

Jamás hay un tema específico: el texto nace sin dirección, como un cúmulo de exploraciones más emotivas que se entrelazan con lo simbólico. Mi poesía brota de la privación, como bien menciona Cesare Pavese en El oficio de vivir: confirmo que hay que descender al abismo para poder escribir.

Mi poesía nace de la insatisfacción, de las frustraciones, de grandes decepciones, de la tristeza y del dolor. No sé escribir desde la felicidad —ese es, precisamente, mi reto—; cuando estoy feliz, simplemente no escribo.

Un amigo decía que mi poesía es como un caballo desbocado, y en efecto: doy rienda suelta a mi querella interior, a mi mundo subjetivo y desordenado, hecho de claroscuros y de frenazos en seco. Escribo movida por estímulos que remueven mi ser, y entonces me siento libre: libre para tocar puertas, para viajar, huir, denunciar, llamar.

 

5) ¿Qué le motivó a escribir «Criaturas»?

 

Esa es la pregunta más difícil. He pasado algunos días pensando en ella.
Pero te confieso que tengo la sensación de ser otro animal que no se resigna a morir.

Sentía que debía contar mil historias de todas las criaturas que habitaban en mi corazón. Algunos poemas tienen varios años; otros comenzaron a nacer de forma espontánea.

Cuando era niña fui al zoológico con mi maestra y mis compañeros. Yo me quedé observando a los animales, tanto que, de pronto, todos desaparecieron. Me sentí perdida, abandonada, y lloré muchísimo. Al salir encontré a un grupo de madres sentadas; me acerqué y me quedé allí, pero nadie me consoló. Entonces vi a mis compañeros cruzando un puente a lo lejos. Nadie regresó por mí, nadie me llevó de vuelta al grupo. Y seguí llorando…

Ya adulta, aún me agrada visitar el Parque de las Leyendas, pero cuando contemplo a los animales en cautiverio me invade una pena. No sé si es por los animales, o por aquella niña que se perdió, ¿fue olvidada o abandonada?

Así que Criaturas habla, quizás, de esos animales olvidados y abandonados. O tal vez de esa niña. Creo que cada lector lo descubrirá cuando lo lea.

 

6) ¿Consideras que «Criaturas» es tu bestiario particular?

 

Sí, porque convierto algo personal en un catálogo mítico, un registro poético donde los sueños, las obsesiones y los miedos se transforman en animales. Allí se enlaza mi experiencia íntima con una visión colectiva: la mirada hacia los animales domesticados y salvajes, símbolos de nuestra propia condición humana.

De esa manera alcanzo una profundidad compartida mediante el simbolismo.

Podría decirse que cada criatura es un fragmento de mí misma. Criaturas es un multiverso: el lector tendrá la experiencia de adentrarse en un códice antiguo y, al mismo tiempo, actual, porque el contexto influye de manera brutal.

 

7) ¿Tuvo algunos escritores/escritoras en mente o leyendo durante el proceso de composición de «Criaturas»?

 

He revisado varios libros por una costumbre natural. Leo poco y me gustaría dedicarle más tiempo, pero la rutina a veces lo complica. Aun así, he leído un poco de todo.

Entre mis lecturas más significativas están los libros de poesía de Antonio Cisneros y mi libro de cabecera, Un corazón de nadie de mi querido Pessoa, al que siempre regreso con cariño. También me han marcado El lobo estepario de Hermann Hesse, El oficio de vivir de *Cesare Pavese, Cuentos heridos de *José Carlos Agüero, Amistades animales de Ana Gallo y Katherine Quinn, Nuevo álbum de zoología de José Emilio Pacheco, el poemario de Lucía Ocampo Todo significa sed, y la poesía de Idea Vilariño.

 

8) ¿La palabra justa o la necesidad de que la palabra se ajuste a lo deseado?

 

Sí creo en la palabra que es justa, pero no como un destino fijo, sino como una búsqueda infinita por nombrar lo que se calla. Para mí, escribir es un intento de existir, un roce con lo innombrable, una forma de confesar y denunciar.

La palabra me reivindica en esta realidad que no acepto. Entonces me siento anarquista: escribir es mi modo de rebelarme contra el silencio y contra el olvido, pero también de aceptar a ciertas bestias que siempre logran escaparse.

 

9) En nuestra época desbordada por la multimedia, ¿cuál considera ha sido el impacto de las redes sociales digitales en su obra?

 

Ha tenido, en cierta medida, un impacto significativo: he logrado la difusión de mi obra poética y, gracias a ello, me han invitado a reuniones y círculos de poetas, recitales, ferias, eventos culturales e incluso entrevistas. De todas esas oportunidades he aceptado pocas, algunas por falta de tiempo y otras porque no suelo encajar en reuniones sociales; el medio a veces se siente frío y, literalmente, tengo la presión baja, de modo que al interactuar no siempre sé cuán real o sincera es la persona.

Por otro lado, también hay quienes reconocen y valoran mi trabajo: personas que me desean lo mejor, que me escriben por redes, y escritores o críticos literarios que se han dado el tiempo de leerme. Eso lo valoro profundamente y agradezco a todos los que contribuyen generosamente a la difusión de mi obra.

Aun así, el medio lo percibo distante. De vez en cuando escribo a librerías, editoriales o personajes del ámbito cultural para promover mis libros; no sé si revisan el número de mis seguidores para, olímpicamente, decirme que no o simplemente dejarme en visto. Pero definitivamente no estoy interesada en los likes, ni en la aprobación superficial.

Estoy convencida de que escribo, ante todo, para mí: como un medio de redescubrimiento, reencuentro y redención. Y si, en el camino, mis palabras logran remover algo en alguien, entonces mi poesía habrá cumplido su misión.

 

10) Además de promover su segundo poemario «Criaturas, ¿tiene algún proyecto literario en mente a largo o mediano plazo?

 

Claro que sí. Pensaba publicar el próximo año mi tercer poemario, centrado en el tiempo y el amor; sin embargo, he decidido guardarlo por ahora.

Por ciertas circunstancias de la vida, he comprendido que la poesía no basta. A largo plazo pienso publicar una novela: siento la urgencia de contar una historia antes de que se me olvide.

 

11) Mencionaste en una entrevista que «Es un lujo hacer poesía». ¿Qué es la poesía para ti?

 

Hacer poesía es un lujo, porque significa tenerlo todo o no tener nada.
Se necesita tiempo, libros, conciencia, locura, dolor, amor, miseria y muchísima nostalgia para contemplar los hechos de la vida y enfrentarlos.
Es perderse horas entre papeles y la máquina de escribir, ignorando la dolce vita.
Es entregarse a un delirio ambicioso: la búsqueda del verso redentor.

Pero la realidad nos obliga a tener otro oficio que pague las cuentas de la luz, el agua, el gas. Nosotros, los poetas, somos miserables de lujo: nuestros presagios nacen entre escombros y abismos. Y bien lo sabía Vallejo, que murió en París.

Bécquer respondería: “Poesía eres tú”.
Yo digo: poesía no eres tú.
Hay un sentido más amplio: la poesía son los derechos humanos, es el derecho a la vida como lo dijo Raúl Zurita.

La poesía es un derecho que nos sostiene: cuando no sabemos vivir, aprendemos a escribir.
Es libertad, porque nombra lo que incomoda, denuncia lo que hiere, exige incluso al mismo tiempo más tiempo.
La poesía me otorga una identidad que cruza todas las fronteras y garantiza mi dignidad.
Me hace visible cuando soy invisible para los demás.
Me concede la posibilidad de lo imposible y me invita a creer que, después del después, aún puedo habitar un pensamiento fuera del tiempo.

 

12) ¿Vivir para escribir o escribir para vivir?

 

Ambas. Vivo para escribir.
Mis pensamientos son prosaicos casi todo el día; mi necesidad de escribir es como la sed de cada mañana. Mezclo avena, pan y poesía.

A veces llego tarde al trabajo porque me detengo a escribir algunos poemas.
Escribo en todos lados: cuando voy al teatro, después del cine, al salir de un museo.

Llevo una forma de vida inusual.
Mi vocación de maestra paga mi otro oficio: escribir.

Escribir para vivir, es la única manera que conozco de cruzar fronteras, de lidiar con la realidad, con lo que percibo y siento, con el ser que soy: sensible, desajustada, amorfa, nostálgica; y me permite encontrar libertad.

 

 

 

 

Notas: *José Carlos Agüero (Lima, 1975). Escritor, historiador e investigador peruano.

Turner, The Parting of Hero and Leander (before 1837)


Adónde decirlo —de noche en el viento

en las caravanas de las estrellas y en la negrura que huele

a Mar. Adónde señalar lo griego de la amargura

con árboles mayúsculos adónde escribirlo

para que los sabios sepan descifrar

entre la segunda y la tercera ola

un duelo tan profundo, pero de piedras que me hundieron.

San Salvador —tú que fecundas huracanes

súbeme el ojo de la mar

para viajar en la verde claridad

y llegar al sitio donde cavan los albañiles del cielo

y encontrar otra vez el momento antes de nacer

en esos tiempos en que olían las violetas y no entendía

cómo es que no entiende a su relámpago el trueno

solamente te golpea cuatro veces —todo lumbre!



Odysséas Elýtis (1911-1996). Morada. Poemas. Lima: Lienzo, Revista de la Universidad de Lima, Núm. 002, 1981.

 

El Lissitzky, "Composition (Red-Black-Gold)" (1920)

 

Toda carrera por el oro

tiene un héroe, 

la disminución del Paraíso

produce un aumento compensatorio

en la antropofagia ritual,

 

la herida resulta

de un golpe de bastón bien dado por el héroe,

conduce de los adornos de plumas

a la posesión de la cachonda recepcionista,

la idea del oro divide el reino

(mares, tierras)

en las paredes del comedor,

 

la idea del oro

revela un grado de civilización,

el aurífice clama,

la idea del oro son hojas vellosas,

vísceras florecidas en la sumisión a la idea

de que cualquier deseo está contenido

sólo enteramente en su verificación,

 

nuestro redentor es de carácter volcánico,

la idea del oro se aplica al movimiento

de un cuerpo hacia arriba,

 

planta virgen y venenosa,

todas sus flores tienen

olor fuerte y nauseabundo.

 

 

José Carlos Becerra (1936-1970). Cómo retrasar la aparición de las hormigas en "Breve antología". México: UNAM, 2008.

Valentin de Boulogne, "The Four Ages of Man" (about 1629)


Yo te conté la historia de la hoz

que atraviesa mi pecho. Yo te dije:

"—La han tatuado las manos de mi padre

en memoria del trigo.

"Las rudas manos de mi padre urdieron

su actitud de trabajo aquí en mi pecho,

moreno símbolo de pan, alta bandera,

interpretando el modo del esfuerzo."

 

¿Fue un golpe azul o un golpe rojo

el que entonces sonó junto a tu oído?

Yo no lo sé. Pero la vida habló:

"—Un corazón se salva. Lo perdido

no existe en este instante."

¡Y ya en tu vientre se gestaba el hijo!


Todo está allí al alcance de la mano,

feliz hallazgo entre el llorar del tiempo.

Todo está allí. ¡Y brilla como brasa

la realidad al borde de los sueños!


Acierto claro el de tus ojos,

cuando previeron este encuentro:

Uno. Dos hijos en tus brazos,

Y un martillo en mis manos,

como la hoz en mi pecho.



Nicomedes Guzmán (1914-1964). La ceniza y el sueño. Chile: Ediciones del Grupo Fuego de la Poesía, 1960.

Leo Putz, "Interieur" (c1905)


Nuestro amor era esto;

partía, regresaba, nos traía

un párpado entornado, infinitamente lejano,

una sonrisa cuajada, perdida

en la hierba de la mañana;

una caracola extraña que nuestra alma

trataba con fervor de descifrar.


Nuestro amor era esto, marchaba lentamente,

a tientas entre las cosas que nos circundan,

a fin de explicar por qué rechazamos la muerte

tan apasionadamente.


Era inútil pretender asirnos a otros talles,

enlazar con pasión otras nucas,

mezclar desesperadamente nuestro hálito

al hálito de otro;

era inútil cerrar los ojos,

nuestro amor era esto...

Nada más que el profundo deseo

de hacer un alto en nuestra huida.

 

 

 Giórgos Seféris (1900-1971). El Zorzal y otros poemas. Buenos Aires: Editorial Losada, S. A., 1966.

Ernest-Ange Duez, "Young mother with her child in a park" (s/f)



Polvo de oro en tus manos fue mi melancolía;

Sobre tus manos largas desparramé mi vida;

Mis dulzuras quedaron a tus manos prendidas;

Ahora soy un ánfora de perfumes vacía.


Cuánta dulce tortura quietamente sufrida,

Cuando, picada el alma de tristeza sombría,

Sabedora de engaños, me pasaba los días

Besando las dos manos que me ajaban la vida!



Alfonsina Storni (1892-1938). El Dulce Daño. Buenos Aires: Sociedad Cooperativa Editorial Limitada, 1918.

 

Jakob Alt, "Ansicht von Turin" (1846).

 

"Camino con las suelas rotas",

escribía ese gran genio mundial

en su última carta... Después lleváronle

a Jena... Psiquiatría.


No se puede ningún libro comprar,

los lee sentado en las bibliotecas...

Apuntes, correr por los fiambres...

esos eran los días de Turín.


Mientras la noble podredumbre de Europa

de Pau, de Bayreuth y de Epson mamaba,

él abrazaba dos caballos de una carroza

hasta que el hostelero a la casa lo arrastró.

 

 

Gottfried Benn (1886-1956). Material de lectura. México: UNAM, 2013.

 

Otto Lange, "Vision" (after 1919)

 

El autor no responde de las molestias que puedan ocasionar sus escritos:

Aunque le pese

El lector tendrá que darse siempre por satisfecho.

Sabelius, que además de teólogo fue un humorista consumado,

Después de haber reducido a polvo el dogma de la Santísima Trinidad

¿Respondió acaso de su herejía?

Y si llegó a responder, ¡cómo lo hizo!

¡En qué forma descabellada!

¡Basándose en qué cúmulo de contradicciones!

 

Según los doctores de la ley este libro no debiera publicarse:

La palabra arco iris no aparece en él en ninguna parte,

Menos aún la palabra dolor,

La palabra torcuato.

Sillas y mesas sí que figuran a granel,

¡Ataúdes!, ¡útiles de escritorio!

Lo que me llena de orgullo

Porque, a mi modo de ver, el cielo se está cayendo a pedazos.

 

Los mortales que hayan leído el Tractatus de Wittgenstein

Pueden darse con una piedra en el pecho

Porque es una obra difícil de conseguir:

Pero el círculo de Viena se disolvió hace años,

Sus miembros se dispersaron sin dejar huella

Y yo he decidido declarar la guerra a los cavalieri della luna.


Mi poesía puede perfectamente no conducir a ninguna parte:

"Las risas de este libro son falsas", argumentarán mis detractores

"Sus lágrima, ¡artificiales!"

"En vez de suspirar, en estas páginas se bosteza"

"Se patalea como un niño de pecho"

"El autor se da a entender a estornudos"

Conforme: os invito a quemar vuestras naves,

Como los fenicios pretendo formarme mi propio alfabeto.


"¿A qué molestar al público entonces?", se preguntarán los amigos lectores:

"Si el propio autor empieza por desprestigiar sus escritos,

¡Qué podrá esperarse de ellos!"

Cuidado, yo no desprestigio nada

O, mejor dicho, yo exalto mi punto de vista,

Me vanaglorio de mis limitaciones

Pongo por las nubes mis creaciones. 


Los pájaros de Aristófanes

Enterraban en sus propias cabezas

Los cadáveres de sus padres.

(Cada pájaro era un verdadero cementerio volante)

A mi modo de ver

Ha llegado la hora de modernizar esta ceremonia

¡Y yo entierro mis plumas en la cabeza de los señores lectores!

 

 

Nicanor Parra (1914-2018). Obra gruesa. Santiago de Chile: Editorial Universitaria, S. A., 1969.

 

Arthur Melville, "The Rooster" (s/f)

 

Canto de locos,
gallo insomne,
canto cuando el sol ha muerto.
Canto en silencio,
canto sonámbulo
de ausencia sin promesa
por no saber volar
a cielo alto.

Pesa mi cuerpo,
mis alas se limitan
a distancias cortas.
En la misma esquina,
la calle vidriosa, el sótano.
Entonces, no llego
ni a la frontera,
siempre al norte
sin norte.

Otro canto,
canto de resignación…

Pronto me cortarán
el cuello para otro caldo
hirviendo en la olla;
cantaré a la muerte,
a la vida que imaginé.

Ave insomne,
ama, espera, canta;
no encanta, canta.

 

 

Liliana Flores Hilario (1992).  Canto de gallo en Revista Kametza. Lima, Perú, 28 de julio de 2025.


Link: https://revistakametsa.wordpress.com/2025/07/28/poesia-internacional-liliana-flores-hilario-peru-2/

 

El poema Canto de gallo es parte de "Criaturas", segundo poemario de Liliana Flores Hilario . 

Más información en https://www.instagram.com/p/DNZFnO2RMKE/?img_index=1

Christian Rohlfs, "Kniender Akt" (1916)


Al entrar en detalles,

no vemos lo mismo igual, y atestiguan

de esto no nosotros, pobres esponjas de lo real,

sino las cosas mismas: ese árbol

que el temporal botó, la micro que no llega,

la manzana arrugándose, lentamente,

ante la indiferencia de los arrendatarios,

etc.

 

 

Christian Anwandter (1981). Doce en punto. Poesía chilena reciente (1971-1982). México: UNAM, 2012.

 

Paul Klee, "first house of a settlement" (1926)

 

Una casa siempre es contemporánea de sí Es un pliegue en el entramado urbano que podría poner en riesgo cualquier forma de cuantificación La casa es desplazamiento intempestivo Un cuerpo cerrado y abierto a su propia identidad

[...]

Una casa casi nunca es material Los sillones laten Los veladores laten Los lavamanos laten Los libros laten Las ampolletas laten Los espejos laten Los guardapolvos laten Los azulejos laten Los hornos laten Las copas laten Las manzanas laten El detergente late La casa es un exceso de intensidades fisiológicas

[...]

Una casa no es el mejor lugar para guardar algo Porque dentro todo está roto y multiplicado por el número de las paredes que la contienen La casa proyecta un reconocimiento significante y luego se ríe Impenetrable e indisoluble frente a los gestos que son trampas y zonas de escozor

[...]

Una casa acontece Realidad es sinónimo de turbulencia indagadora La casa es primera persona plural El plural es la resistencia propia de las hablas El habla es extender un trozo de lengua en alguna parte La alfombra es una lengua Un mapa histórico para la bajada de la cama

[...]

Una casa siempre tiene retenido a otras casas relegadas en los intersticios de su deseo Reponiéndose en sus diferencias y buscando provocar el equívoco de la espacialidad La casa se traduce a sí misma en su habitarse desde el delirio regular hasta el asco desmedido

[...]

Una casa siempre tiene esas lineales grietas que se abren en los vértices de las paredes y para es un signo fatal porque la muerte es una inmortalidad con averías La casa deviene puntos de fuga en las perspectivas de todos los posibles planos que podrían haberse trazado en su construcción Pero ninguno de ellos se hizo

[...]

Una casa comparte el mismo relleno con quienes la habitan porque una casa aunque esté llena de personas siempre está vacía La casa es una intensidad centrífuga que inunda todo de presencias que no saben más que mirarlo a uno como diciendo hijo de puta nosotros también existimos como tú

[...]

Una casa siempre está llena de hombres sueltos y de cuerpos suspendidos De una música natural de una fiesta que sucedió hace miles de años A veces se encuentra puntas de lanzas adentro del microondas Otras veces son flechas y arpones de hueso los que aparecen debajo de las sábanas La casa es el recuerdo de una generación y una genealogía que comparte la misma sangre manchando el piso

[...]

Una casa se pregunta a sí misma si los póster son curitas De ser así cuáles son sus heridas y quién las hizo La casa misma resuena con estas interrogantes para poner a prueba su propia arquitectura Pilares y hormigón no son más que sensaciones epidérmicas que rechazan cualquier frontera

[...]

Una casa es siempre antológica de las pasiones más abiertas y de los odios más cerrados Con la hermenéutica y la repetición cualquier novela que esté en los estantes será la novela familiar y la novela del hogar Una casa es la tachadura y la suspensión de su propia lectura Lo que en último término quiero decir es que toda casa sea como sea es una casa humana

 

 

Héctor Hernández Montecinos (1979). Doce en punto. Poesía chilena reciente (1971-1982). México: UNAM, 2012.

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