Edgar Degas "La clase de ballet" (1871-74) |
Iba en un paso rítmico y felino
a
avances dulces, ágiles o rudos,
con
algo de animal y de felino
la
bailarina de los pies desnudos.
Su
falda era la falda de las rosas,
en
sus pechos había dos escudos...
Constelada
de casos y de cosas...
La
bailarina de los pies desnudos.
Bajaban
mil deleites de los senos
hacia
la perla hundida del ombligo,
e
iniciaban propósitos obscenos
azúcares
de fresa y miel de higo.
A
un lado de la silla gestatoria
estaban
mis bufones y mis mudos...
¡Y
era toda Selene y Anactoria
la
bailarina de los pies desnudos!
RUBÉN
DARÍO (1867-1916). "El canto errante", 1999. Madrid: Editorial
Espasa.