Jacob Jordaens, "The Feast of the Bean King" (1640-1645) |
Al
llegar a la esquina había olvidado el número que me había dado mamá para que
lo jugara por la lotería del mediodía. Le di lata para que no lo anotara (estoy
grande) y se me fue de la chaveta. Creo que era 341 y a la inversa (mamá
hablaba de permutas y cada mañana hacía un triángulo viendo el programa de “El
Iluminador”). No tuve otra opción que devolverme cuando la señora Lourdes
estiró la mano para recibir el papelito, como de costumbre. Me quedé
petrificado; miré a la señora que estaba detrás, llevaba una bata, no tenía
sostén y sus pezones apuntaban a mis ojos. Me devolví. Si la ve, pensé, la
señora Lourdes con su voz de cacatúa le contará lo ocurrido. Ya la escucho
reírse, con su estruendo que incendia la vereda. Lo mejor es que no le riña a
mamá en la noche al mandarme a botar la basura, al escuchar de sopetón el
frenazo del camión, siempre a la hora de la cena y tener que dejar la arepa
sobre la tele (porque si la dejo sobre la cama, como sucedió, el perro se la
come), salir volando por las escaleras y hacer de Forrest Gump otra noche más.
Francisco Camps Sinza (1988). Fiesta con whisky, Premio de Cuento Policlínica Metropolitana para Jóvenes Autores, XI Edición, 2017.