TRES POEMAS DE EUGENIO MONTEJO

by - octubre 18, 2023

 

Vaca blanca en un campo
Paul Sérusier, "White cow" (1895)




PÁJAROS



     Oigo los pájaros afuera,

otros, no los de ayer que ya perdimos,

los nuevos silbos inocentes.

Y no sé si son pájaros,

si alguien que ya no soy los sigue oyendo

a media vida bajo el sol de la tierra.

Quizás  es el deseo de retener su voz salvaje

en la mitad de la estación

antes que de los árboles se alejen.


     Alguien que he sido o soy, no sé,

oye o recuerda,

si hay algo real dentro de mí son ellos,

más que yo mismo, más que el sol afuera,

si es musical la fuerza que hace girar el mundo,

no ha habido nunca sino pájaros,

el canto de los pájaros

que nos trae y nos lleva.




MUDANZAS



     Mudanzas por el mar o por el tiempo,

en un navío, en una carreta con libros,

cambiando de casas, palabras, paisajes,

separándonos siempre para que alguien se quede

y algún otro se vaya.

Despedirnos de un cuerpo de mujer

que se mira ya lejos como un pueblo

donde las noches fueron más largas que los siglos

en lámparas y hoteles.

Mudanzas de uno mismo, de su sombra

en espejos con pozos de olvido

que nada retienen.

No ser nunca quien parte ni quien vuelve

sino algo entre los dos,

algo en el medio,

lo que la vida arranca y no es ausencia,

lo que entrega y no es sueño,

el relámpago que deja entre las manos

la grieta de una piedra.




TERREDAD



     Estar aquí por años en la tierra,

con las nubes que lleguen, con los pájaros,

suspensos de horas frágiles.

A bordo, casi a la deriva,

más cerca de Saturno, más lejanos,

mientras el sol da vuelta y nos arrastra

y la sangre recorre su profundo universo

más sagrado que todos los astros.


     Estar aquí en la tierra: no más lejos 

que un árbol, no más inexplicables,

livianos en otoño, henchidos en verano,

con lo que somos o no somos, con la sombra,

la memoria, el deseo, hasta el fin

(si hay un fin) voz a voz,

casa por casa,

sea quien lleve la tierra, si la llevan,

o quien la espere, si la aguardan,

partiendo juntos cada vez el pan

en dos, en tres, en cuatro,

sin olvidar las sobras de la hormiga

que siempre viaja de remotas estrellas

para estar a la hora en nuestra cena

aunque las migas sean amargas.






Eugenio Montejo (1938-2008). Terredad. Caracas: Monte Ávila Editores, 1978.

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