Millet, "The Bather" (1846-1848) |
Murió al brotar el sol, ungió su frente
la luz recién nacida
y se vertió en la tierra;
y el aire todo en derredor lloraba,
lloraba al cielo.
Abrió su seno la invisible sima
del infinito abismo,
y se sintió el aliento del misterio
bañar los campos.
Murió sobre el rocío de la yerba,
el azul de sus ojos
en el azul divino,
y caídos sus brazos
en los gigantes brazos de la Tierra.
Era la peregrina,
la errante en busca de su oscura patria,
del hogar nunca visto.
Vino..., se vino del poniente eterno,
de donde siempre muere el sol y nunca,
nunca amanece,
del ocaso sin fin, que ni la noche
corona y cierra.
Venía a ver nacer el sol divino,
mas no en busca del sol, sino tan sólo
del nacimiento.
Y al brotar de la tierra resignada
el padre de la vida,
voló a él su alma
y en su patria murió la peregrina.
[Sin fecha.]
Miguel de Unamuno (1864-1936). "Poesías sueltas" en Obras Completas, V. Madrid: Fundación José Antonio de Castro, 2002.