![]() |
| Paul Cezanne, "Self-Portrait" (1880-1881) |
Yo tengo la palabra agusanada y el corazón lleno de cipreses metafísicos, ciudades, polillas, lamentos y ruidos enormes; la personalidad, colmada de eclípses, aúlla. (Mujer: sacúdeme las hojas marchitas, del pantalón).
*
Andando, platicando, andando con la tierra por los caminos varios, se me caen los gestos de los bolsillos, —atardeciendo olvidé la lengua en la plaza pública...—, no los recojo y ahí quedan, ahí, ahí, como pájaros muertos en la soledad de los mundos, corrompiéndose; el hombre corriente dice: «son colillas tristes», y pasa.
*
Como el pelo, me crecen, me duelen las ideas; dolorosa cabellera polvorosa, al contacto triste de lo exterior cruje, orgánica, vibra, tiembla y, cargada de sangre, parece un manojo de acciones irremediables. (Radiogramas y telegramas cruzan los hemisferios de mi fisiología, aullando sucesos, lugares, palabras).
Pablo de Rokha (1894-1968). Los gemidos. Santiago de Chile: Editorial Cóndor, 1922.











