Lucian Freud, "Hand mirror on chair" (1966) |
He
vivido entre los arrabales, pareciendo
un
mono, he vivido en la alcantarilla
transportando
las heces,
he
vivido dos años en el Pueblo de las Moscas
y
aprendido a nutrirme de lo que suelto.
Fui una
culebra deslizándose
por
la ruina del hombre, gritando
aforismos
en pie sobre los muertos,
atravesando
mares de carne desconocida
con
mis algoritmos.
Y sólo
pude pensar que de niño me secuestraron para una
alucinante batalla
y
que mis padres me sedujeron para
ejecutar
el sacrilegio, entre ancianos y muertos.
He enseñado
a moverse a las larvas
sobre
los cuerpos, y a las mujeres a oír
cómo
cantan los árboles al crepúsculo, y lloran.
Y los
hombres manchaban mi cara con cieno, al hablar,
y
decían con los ojos «fuera de la vida», o bien
«no hay nada que pueda
ser menos
todavía que tu alma», o bien «como te llamas»
y «qué
oscuro es tu nombre».
He vivido
los blancos de la vida,
sus
equivocaciones, sus olvidos, su
torpeza
incesante y recuerdo su
misterio
brutal, y el tentáculo
suyo
acariciarme el vientre y las nalgas y los pies
frenéticos
de huida.
He vivido
su tentación, y he vivido el pecado
del
que nadie cabe nunca nos absuelva.
Leopoldo María Panero (1948-2014). “Poesía (1970-1985)”. 1993. Madrid: Visor
Libros.